El avión común, Delichon urbica, de unos 13-15 centímetros, se
caracteriza por poseer el dorso con matices azul oscuro brillante y la
cola más o menos escotada y corta en comparación con la de las golondrinas
comunes, además la parte ventral es blanca completamente. Si algo los
caracteriza son sus patas recubiertas de plumas. Suele habitar una gran
variedad de lugares, entre los cuales prefiere los núcleos urbanos
además, se trata de una especie colonial. De hecho, podemos observar a
menudo sus nidos en forma de media copa, en los balcones de las casas o
en paredes altas. Si os fijáis los que vivís en España, esta especie nos
acompaña y despierta en las mañanas de verano, migrando hacia el sur
de África para pasar allí el invierno. Cada año volverán a su nido, en
el cual participan en su construcción tanto el macho como la hembra y lo
hacen disponiendo sucesivas capas de barro y dejando una entrada tan
pequeña que será imposible de invadir por otras especies. La
alimentación es a base de pequeños insectos, moscas y escarabajos son
sus platos preferidos.
La golondrina común, Hirundo rustica,
posee un tamaño algo mayor que el avión común, puede alcanzar los 19
centímetros, tiene el pico corto y las alas estrechas y grandes en
comparación con el cuerpo. La cola es larga y ahorquillada. La cabeza
tiene una coloración azul brillante
y el lomo, las alas y la cola suelen tener una tonalidad más rojiza. La
parte ventral es blanca o ligeramente amarillenta. También podéis
encontrarla por territorios españoles durante las épocas más cálidas,
que es cuando efectuará la puesta. En invierno migra hacia el hemisferio
sur. Su nido es a base de hierba y barro, también en forma de media
copa y fijado a paredes, sin embargo, la hembra permanece en el nido
cuidando de los polluelos y el macho es el encargado de salir a buscar
el alimento, basado en insectos cazados al vuelo. Cuando los polluelos
alcanzan un determinado tamaño, la madre los enseñará a volar.
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